Con la ilusión en común de convertirnos en Home Stagers, nuestros caminos se cruzaron en redes sociales. El algoritmo de éstas y los contactos en común ayudaron a forjar una relación basada en la confianza y en la admiración mutua.
Fuimos dando nuestros primeros pasos casi a la par, transformando casas y desarrollando nuestro propio estilo e identidad, al mismo tiempo que nuestra amistad fue creciendo.
Tras muchos proyectos realizados de manera individual, surgió la oportunidad de colaborar juntas en un proyecto en Barcelona. Fue el primero de muchos. La buena coordinación entre nosotras se reflejaba en nuestros trabajos y, de manera anecdótica, apareció la idea de asociarnos.
En nuestras vacaciones de verano y con las mentes más “relajadas” empezamos a madurar aquella idea vaga de crear un proyecto juntas, con la intención de ayudar a aquellos inversores que necesitan que su alquiler temporal destaque y atraiga a más inquilinos. Es así como nació algo que, desde el principio de nuestra relación, se veía venir.